sábado, 5 de abril de 2014

Sonidos, naturaleza y bienestar serrano

Jueves 27 de marzo, 8 horas.

A unos kilómetros de San Marcos Sierras, provincia de Córdoba, Argentina, una mujer, Amanda, vive y da cobijo a quienes se acerquen a escuchar sus sonidos sagrados.


Autodidacta, simple, humilde, Amanda Ajeet te invita a entrar en contacto directo con la Naturaleza. El ser humano que se adentre en sus tierras no tiene la chance de evadirse con estímulos de ciudad, sino que entra de lleno en un concierto de pájaros, hojas, viento y otros animales que rodean esa vegetación que sabe ser tan calma y serena como brava y sombría.

Entrar en el mundo de la Fundación Anahata –así su nombre, por el cuarto chakra del plexo cardíaco- implica una aceptación total del hábitat y sus circunstancias, y tras estar unas horas uno comienza a reparar en interminables detalles, naturales y decorativos o recreativos, que su alma mater, Amanda, supo y sabe ir diseminando por el camino de este extenso verde que te recibe en las sierras cordobesas.

Una vez asentado, se puede conocer la historia y el recorrido que llevó a esta mujer a dejar la comodidad y el confort en sus tierras inglesas y a emprender una extensa travesía hasta llegar a su lugar en el mundo. Amanda es un ser amoroso, con una historia de dolores -sufrió esclerosis múltiple- y pesares atravesados que supo hacer que la impulsaran y fortalecieran, entrando en contacto directo con la vida natural y sus ciclos vitales.

Cada charla con ella es conocer un poco más del poder y la fortaleza que un ser humano puede llevar dentro de sí, y el proceso de encuentro con lo divino que todos llevamos dentro. Porque Amanda refleja y espeja esa posibilidad en su simpleza y dulzura. Quizás por la dificultad del lenguaje español que aún domina sus palabras, uno conecta con Amanda desde otro lado, y puede distinguir que el habla es una de las tantas formas de comunicarse con otros seres.

Además de Amanda, hay dos seres revoltosos que habitan Anahata, y marcan su presencia: son Qüini y Pop, dos hermosos perros que te bien reciben y buscan caricias y atención sin cesar desde que llegás. Tras ingresar a la sala central de la Fundación, que está en proceso de construcción, los caminos conducen al molino, cuyo resonar, con el tiempo de estar allí, se incorpora como una musicalidad más del espacio; y también al “estar” para los visitantes, con cocina y living, rústico, agreste y que nada tiene que envidiarle a cualquier casa citadina, o que en todo caso tiene mucho más para ofrecer. Cómodo, colorido, con sonidos naturales que lo rodean, uno puede reposar en la mesa, tomar unos mates o dirigirse a unos metros a los selectos espacios reservados para las hamacas paraguayas que hay, entre árboles y silencio.

Porque en Anahata se puede aprender a escuchar el silencio –y quienes ya lo suelen hacer, ponerlo en práctica- y relajar las ambiciones, entregarse a que lo que ocurre en el espacio de tierra que estamos pisando en el momento que nos toca, es por y para algo. Confiar y entregarse a la madre Tierra, y aprender que no son palabras vacías de contenido, sino un acto natural y divino que asumido nos invita a pasearnos a lo largo del tiempo que comprenda nuestra vida con mucha liviandad, asimilando lo que toque y asumiéndose como una parte más de este Cosmos.
Cosmos que adentrada la noche se percibe en su totalidad, con estrellas, galaxias, vía láctea y toda la conformación de ese Universo sobre el que reposamos y que por las luces que encandilan las vidas de la gran urbe, a veces omitimos percibir.

Más al fondo, en Anahata, se ubica la Madre Tipi, tienda con forma de carpa de las viejas tribus indígenas, en formato cónico, que por fuera parece muy endeble pero al adentrarse se dimensiona la resistencia de esa estructura que brinda calidez y soporte al espacio –y en el que se puede pasar la noche plácidamente- donde Amanda sabrá enseñar, transmitir y hacer vibrar los corazones de quienes quieran escuchar sus gongs, cuencos, y otros instrumentos milenarios.

Con la simpleza y tranquilidad de quien sabe que lo que hace es su misión, su forma de llegar a lo más recóndito de las personas para que saquen a flote sus sentires, para que aflore lo más sagrado de cada cual, que se deje ver aquello que muchas veces se tapa entre encuentros sociales, actividades culturales, o agendas abultadas de quién sabe cuántas cosas por hacer, pero que no conectan con algo inenarrable, más que vivible y sentible en ese lugar, esa porción de tierra que está al alcance de quien se anime a acercarse y escuchar lo que puede estar tapado pero que en cualquier momento pedirá salir, en el corazón de cada cual.

Anahata da espacio a que eso ocurra. Y en estos días eso es un montón.
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Más información sobre Fundación Anahata:
www.fundacionanahata.com.ar
pranagong@yahoo.com.ar
Tel: 0351 152 391461 (Amanda Ajeet)

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