viernes, 29 de octubre de 2010

Afirmación en ver mudas

¡Último momento! Se habría confirmado que el kiwi es en realidad un helado con forma de fruta. Me meto en el túnel de un traspaso ambiental, de un entrar y salir en otro hábitat, nuevas costumbres, suelta de hábitos, toma de posesión.

La posibilidad de ir y venir es lo que le da la libertad de acción al hombre y le permite embarcarse en la idea de conquista. Sin malas acepciones, la voluntad de conquista, de poseer, es natural y propia de la especie que le gana a los valores que se intentan fijar más por machacar continuamente que porque la realidad nos lo muestra. Eso a la larga tiende a plasmarse y quedar claro. En la vida cotidiana triunfa, no la idea que más se imponga por la fuerza, sino la que por las claras es más funcional y favorece a más gente.

Aprender que lo que nos cuentan no siempre es lo que pasa es crucial para una sociedad muy cegada y obnubilada con temáticas que infringen toda oportunidad de superación.

Un muerto parece ser la clave de reacción que le queda a este conjunto de personas que se agrupan en la idea Argentina, y parecen ir por un sistema que los haga vivir más satisfechos cada día. Un objetivo en común, ¿existirá? ¿Común a quién? ¿Con el interés puesto en qué? Eso define la ideología o ese vago espacio que hay entre lo que se dice y lo que se da a entender, lo que se hace de lo que “nos gustaría” hacer.

La frutilla es agua, queda bien con agua, con gotitas sobre el azúcar. La frutilla no es crema, no hay manera, es al agua. Como el limón, no se puede pedir limón a la crema, no es limón. Será lemon pie, pero no limón. El limón es agrio, ácido, como vino dado.

martes, 26 de octubre de 2010

Censo y existo

Censar, sans doute. Sin sense.
Sans su, sin su ayuda no hay posibilidad de crecimiento.
Y no miento, censar es parte de lo que se asume escarmiento.
Oponerse no aplica si no tenés algo que te satisfiga, faga,
fala, y fala, y no hay macana más somnolienta que saberse
vividor de una realidad inalcanzable pero que sin dudas
sería la más favorable, sólo que estos no saben cómo llegar
vos te perdés la situación donde el logro está al alcance de tu mano
porque no podés censar tu capacidad de producir realidad campante
porque mensa la sensa y san se el piasce,
sens y mens in sanare lo corpóreo
y el conocimiento incorporo
y se va la clemencia
y se acepta decencia
en aceptar lo que suma
y dejar la desazón como cura
dar paso a lo productivo como vía y camino
el destino dijo, m’hijo, tenga paciencia
ya aparecerá solución.

domingo, 24 de octubre de 2010

Tecleando, pide salir

Un teclado es el piano de la materia de producción inserta en uno que pide salir. Hay que saber tocarlo, rodear sus teclas, no mirar cuando no queremos, y pegar una pispeada para volver a ubicarnos en posición.

Tocar teclas no tiene nada que ver con descargar por la propia mano casi el impulso del pulso.
Ni que hablar si comparamos el teclado convencional del de una notebook. Ahí es más navegar en la flexibilidad, sentir que la mano es la amalgama identificatoria de la teclita que titila en nuestra conciencia y pide salir. En realidad sale en palabras, que luego son traducidas y leídas en letritas y bajadas a realidad plasmada en relato. Te lo logré contar. Sino esto mismo pasaba como vuelo de pájaro. No se repite, se pesca lo que está en el instante tildado y con necesidad de salir, de ser contado, vivido, incluso.

Iluso del que piense que algo más será respondido que la oportunidad y el instante mismo de salir a ser sentenciado y buscar alguien de la talla que se banque la batalla, que más que agresiva es de intelectos y vituallas, y que nunca mal viene una trifulca para salir ileso o con la enseñanza asimilada.Esperada, la contienda, nos sabrá visitar en la próxima estación. Es nación, y si vos te volcás por la simpleza, saldremos resueltos a la siguiente meta. No acometa, sepa ir lento y observando, suele haber más de lo que pensamos o nos animamos a indagar.

jueves, 21 de octubre de 2010

Intensidades

De ponerle más o menos voluntad, de elegir sacar el pie del acelerador para disfrutar más el trayecto hacia aquello que creemos estar seguros. Que doy un pasito más y me meto en lo que tanto desee.
Tengo hijos o formo una pareja. Pareja o dispar.
Parezco haber quedado atraído por la carga emocional que traía esa piba que pasó. Y siempre vuelve a ser cuestión de intensidades.
Conectar o no con la misma vibración de ondas, sonoras frecuentemente, de los seres que nos habitan y frecuentamos, de lo que nos rodea, de lo que está pasando en el momento mismo.
La historia, el motivo de convocatoria es un hilo que conduce quien tenga algo distinto para decir, que salga de la convención y nos invite a dar un paseo mental por la imaginación misma de las abstracciones dialécticas o del más allá o más acá, diluido en agua para que parezca más acuarela, menos espeso.


Se gastará lo que quiera ir corroyéndose con el tiempo y la desidia de mantener las cosas con un orden que sólo en el momento aplicado sirvió de conexión necesaria como solución de algo, el resto se va viendo con lo que se cuenta en el instante en que pasa.
 Intenso. Entre tenso, intempestivo, intensivo, de verano, y que más da, qué más da, qué más da. No Bala, pero sí Balín, en confusión con el apellido, me decían seguido de niño, y elijo estar cómodo a prolijo. El resto, vemos, cómo quiere salir hoy.

viernes, 15 de octubre de 2010

Constancia

¿Qué te paraliza? ¿Qué hace que desees algo fervientemente y no vayas por ello? ¿Hasta dónde creés que llega tu miedo físico de progresar? ¿Vale más lo que decís querrías o lo que efectivizás en hechos concretos? La distancia entre el potencial y la potencia plasmada en dicha. La posibilidad de elegir el camino, constante, o de abortar la experiencia por el temor madre de encarar lo desconocido, o de cobijarse en los brazos contenedores de lo ya transitado, el útero que amortigua.

Cada cual resuena, dobla, multiplica desde lo que se animó a descubrir. Lo inexplorado es imposible que nos refleje, porque no sabemos de qué habla. La ausencia también nos deja afuera del juego. Juego que hay que permitirse expedicionar, explorar, indagar. ¿Qué haría que te cierres? ¿Qué hace que faltes? ¿Hasta dónde me -o te- dejás que me/te metas en la burbuja de indagación? Un ponerse en juego constante, para que la historia personal y grupal tenga cuerpo.

Y ¿dónde está el límite entre lo propio y lo ajeno? Me pasa y te pasa, sólo que nunca sabremos el grado de refractancia. Son tus instancias, y con respeto y tolerancia habrá forma de descubrir qué pasa. La circunstancia marca lo que deviene. ¿Y si te remontás a tu infancia? Allí reside el núcleo de lo que deja constancia.

Y si no te la bancás, apenas si recibirás el mensaje, porque la resonancia no te será importante, áesbalará la necesidad de tu imperancia y esencia.
¿Me cuido el culo o voy y hago acto de presencia? Solo estando sale lo que debería y no hay tutía, el punto es cuán preparado estás para enfrentarlo hoy.

Con más calma que velocidad, la única forma de empezar es dando el primer paso, y lo demás adquirirá consistencia a medida que dejes tu ombligo y conectes con las demás conciencias.
.

sábado, 9 de octubre de 2010

¿Qué ves cuando me ves?

Uno habita en su cuerpo día y noche, algunos harán mayor o menor esfuerzo en conocerse para sentirse lo más plenos posibles, otros se harán los distraídos y mirarán para otro lado con tal de no poner las energías donde deberían.
El punto es que cada cual sabe quién es, cómo es, qué lo moviliza, qué lo entristece y para dónde le gustaría rumbear, más allá de los miedos o fortalezas que lo guiarán a conseguir dichos objetivos.

Ahora, qué es lo que desde afuera ven de nosotros es algo que, incluso charlando con gente cercana sobre el tema, no podremos jamás dilucidar. Porque siempre pasará por el tamiz de la perspectiva personal, aún las palabras que nos transmitan diciéndonos “yo te veo así o asá”.

Sintiéndose bien y sin cuestionamientos mayores, poco tendría que importarnos la mirada del otro sobre nuestra persona, pero hay ocasiones en que esa visión subjetiva del otro sobre nuestro ser influye en determinaciones que nos ven involucrados. El juicio que el otro elabore sobre nuestra forma de ser y actuar, equivocado o no -por cierto, ¿quién se equivoca si difiere lo que sentimos internamente de lo que se observa afuera?-, será el que dé vía libre o limite la posibilidad de expansión y realización de lo que pretendemos conseguir en forma conjunta con quien nos acompaña en esa parte del viaje.

¿Y si mostrás dejos de confiar en que el otro podrá ver algo que quizás a vos se te escapa?, me repito y busco ir un nivel más en la burbuja de conocimiento de quien nos rodea y habita nuestros días. Percibir que el ocasional compañero de ruta nos está indicando o mostrando algo de nosotros que creíamos no tener no debería tomarse como una agresión, sino como un aviso de que aquello que creíamos resuelto internamente, en el mundo exterior se ve distinto. Según el valor que le asignemos al sujeto en cuestión, desde luego, será la importancia que le daremos a su observación.

¿Por qué será que tal persona nos ve de tal o cual manera si yo creo no reconocerme en dicha apreciación? ¿Acaso está tan equivocado o soy yo que no puedo distinguir desde aquí dentro lo que en realidad transmito?
¿Hay solución a ese brete? ¿O es simplemente cuestión de viajar junto a los que nos devuelven una imagen más cercana a lo que somos? ¿A lo que somos o lo que queremos o querríamos ser? La diferencia entre lo que cambiamos y lo que queremos cambiar se hace muy delgada como para distinguirla en la velocidad misma del trayecto necesario para que se efectivice. El punto es querer cambiar lo que no nos gusta. ¿Y lo que no le gusta al resto?


A la larga, siempre atravesamos el recorrido con personas que nos espejan aspectos de nuestra personalidad, y en ese tren nos emprenderemos, hasta que la distancia entre lo que uno ve y el otro devuelve sea insalvable. Allí, mejor dejarlos ir, para que no nos siga comiendo la cabeza aquello en donde no nos reconocemos. Y si nos interesa su devolución, es necesario abrir los sentidos lo máximo posible para experimentar ese sentir que nos vuelve y devuelve. Por ahí está el cambio a transitar, por algo estamos escuchando lo que dice.

jueves, 7 de octubre de 2010

Proyecscrito III: mensaje divino

No falta la desorganizada, que escribe todo en papelitos, cuenta Romina, sin tapujos. Cuaderno ordenado, nuevo, prolijito. Empezar de cero le conviene a algunos. Otros están en distintas etapas del crecimiento personal. Del desarrollo interno. Orientación, lo llama Cameron.
Forma poderosa de oración y meditación, con uno mismo, ¿con la esencia? Tal vez no es para tanto en algunos casos, pero la escritura es la base de comunicación con uno mismo, esa idea no me la puedo sacar de la cabeza. Es una visión muy poderosa, llena de entusiasmo y vitalidad. Hay que dejar de pensarse a sí mismo, es ahí cuando se logra la conexión con el ser superior. El de cada uno. Y cada cual se concibe como crea y quiera.

Hay cada uno que recién se da a conocer y ya no los trago. Las fichas les saltan. Uno después de cada participación de Barba, asiente con la cabeza, en señal de aprobación. Y a otro no lo conforma nada. Sobre el final de la sesión se dignó a esbozar un "eso sí, eh", despectivo y lleno de rezongo. Como encontrando una en un millón que hubo, donde la intervención de cada paciente de este reino del intercambio fue fructífera. Depende de la apertura de cada cual si se ve o no esa diversidad de criterios. Me voy haciendo fuerte a medida que avanzo en ese creer.



¿Alguien nos dicta realmente lo que poner? ¿Es tan mágica la cosa? La expresión libre, adaptada a la vida misma, es la base de la inteligencia. El andar dudando continuamente es lo que nos provoca malas sensaciones. Si nos diéramos más libertad de interpretación de la variedad que se ofrece ante nuestros ojos creo que todos seríamos algo más felices.
Prestar atención a lo que te dictan. ESCRIBIR ESCUCHANDO, fue la consigna del día. Hay que lograr serse cruel, obligarse, pero con buena onda siempre. Nada de rigideces perfeccionistas que a nada conducen. Si logramos deshacernos del dramatismo que provoca la hoja en blanco de cada proyecto que emprendemos, todo fluirá más.

Abrir caminos tiene su costo, pero nunca mayor que el beneficio. Esa es la ecuación. Al vencer el dramatismo, se elimina la superstición, y ahí nadie nos para. El mundo es nuestro, porque nos permite hacer la vida más llevadera.
Todo provoca la escritura. O el taller de escritura, diría. Ese grupo de gente que se reúne para charlar de sus penas y glorias.
Escribir es descender hasta la página, no elevar el pensamiento. Escribir como si dios, o el diablo -a gusto del lector- te estuvieran dictando inefables palabras. Frases de este color surgen en los encuentros. Da ganas de salir disparado al mundo después de estas reuniones sociales. Una verdadera revolución mental. De esas que dejan cola. Tela para cortar.
Ya observé a una chica que me enterneció, Después se pasó de boluda. Así soy, rutilante. ¿Eso se podrá devolver en el supermercado? Compré de más, creo, por momentos.
Otros estoy más seguro y me permito la crueldad conmigo mismo. Incluso el humor. Ahora no, estoy acometido a una noble causa. La de escribir. La de ser como soy. Algunos personajes parecen estar puestos, de fantasía son.

lunes, 4 de octubre de 2010

Deviene en puerta

El psicodrama es el arte de abrir puertas y agregar pluralidad de criterios a aquello que se creía de una manera unidireccional. Es sumar matices sin necesidad de interpretaciones bloqueantes o categóricas, y deshacer enredos a través del juego dramático.
Psicodramatizar es brindar al grupo la resolución misma, apelar al lado creativo que todos tienen dentro, y dejar que fluya lo que provoca en los otros nuestro accionar. Es dar un salto al vacío para distinguir que allí siempre hay red.

Coordinar es expresar la voluntad de conocer más de la escena que nos entrega el protagonista para que moldeemos sumando voces, ampliando el plano de perspectiva de un acto, un recorte, una acción que lo saque de su posición.
Psicodramatizar es DESCOLOCAR de algún modo. Sacar del enfoque particular y sesgado para pasar al que contempla otra cara, una nueva opción.
Jugar hasta que salga, darle vueltas, y la rodamos de vuelta.

Se rueda. Se transita. Se acontece.
Dejamos que pase a través de nosotros una manifestación, un juicio, un valor, un sentimiento puesto en cuerpo y voz, de ser necesario.
¿Vos? ¿Sos necesario? ¿Para qué? ¿Qué aportas a lo que estás viendo? Una moriqueta a la rostridad y se da paso a la multiplicación. El arma rizomática más extensa en el tiempo sirve como un gran drenaje. Que supure, si hay, la herida.

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