domingo, 22 de agosto de 2010

Un sueño despierto (parte I)

Me levanto y estoy en un cuarto, grande, imponente, donde se reunirían los jefes de gobierno y militares de todos los países del mundo. Mesa semiredonda, con ramificaciones que daban espacio a todos, como los rayos de un sol. Y se hacen presentes los líderes.
Cada uno estaba representado por un hombre con la vestimenta oficial, medallas en su chaqueta y al lado una bala que los acompaña, cuyo tamaño decide la Potencia de cada país para hablar y hacer valer su opinión. Van pasando, miran los cartelitos de sus respectivos Estados y toman asiento.

Cada cual habla en su idioma, y parecen entenderse los unos a los otros, con la salvedad de que no llegan a un acuerdo jamás. Se paran, algunos muestran más sus dotes armamentísticos, otros se refugian en la lógica y el sentido común, pero la cuestión es que no se pensaban poner de acuerdo en lo que habían llegado a decirse.
Las baterías, energías disponibles de cada país del planeta, podían ya verse en pantalla, algunos con low battery tras haber hablado mucho sin conseguir adeptos, otros que al tener más grande su bala simbólica se creían con más vehemencia que tenían más peso de opinión.

Ahí me paro, y trato llamarles la atención. Hacer mi aporte, mi granito de arena.
Pero no me ven. Siguen hablando, me convierto en un fantasma que pulula por la oficina hecha mega estudio de producción de mundo, donde parecía que se decidía el destino del planeta, pero no se estaba hablando de nada serio.

- ¡Acá no van a decidir nada! –empecé a gritar como un desaforado, mientras me creía arrastrado por guardias de seguridad que me impedían decirlo y la verdad es que nadie me veía, directamente. Era transparente.

Me saqué. Creía entender que entre lo que esa gente muy bien vestida se dijeran no cambiaría nada, no es que se estaba jugando las vidas de nadie.
Y ahí, en esa creencia, se apaga todo.
Negro.

(Continuará)
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...